Textos

jueves, 10 de abril de 2014

Todo negro. Todo oscuro.

Todo negro. Todo oscuro. Un largo pasillo oscuro, muy oscuro. Gritos, murmuros, voces por todos lados. Alguien entra. ¡NO! ¡No puedes pasar! Un largo pasillo sin salida. Todo negro, todo oscuro. No ves nada. No has de ver nada. Camina, camina tocando las paredes con tus finas manos para guiarte. Ven... Ven conmigo... ¡NO! ¡NO SIGAS! Te lo advierto... Acércate a la puerta. Si, ábrela. ¡NO! ¡No entres! ¡Morirás! Entra. Sigue. Camina. ¿Lo entiendes? ¿Lo entiendes ahora? No puedes salir de aquí. Ya no. Has hecho caso a mi voz, a la voz del Diablo. ¿Ahora qué? ¡SAL! ¡Corre! Ahora no puedes salir. Si... ¡Si! ¡Desesperate! Grita. ¡Grita! ¡Suplicame! Te quedarás aquí conmigo, como todos aquellos que entraron antes y se volvieron locos. Estarás conmigo para siempre. Alguien entra... ¡Una nueva víctima! Grita... ¡GritaCr! Un largo pasillo oscuro, muy oscuro. ¡NO! ¡No puedes pasar! Si, pasa. Ven conmigo. Que fácil. Muy fácil. Dos, ya tengo dos más. Un largo pasillo sin salida. Todo negro. Todo oscuro.

Un viernes cualquiera

Viernes, un viernes cualquiera, pero diferente. Como todos los viernes, salgo de casa a las nueve, por la noche la ciudad se llena de niebla, a saber por qué. Pero me gusta. Así que salgo, camino y secuestro a alguien. Si, lo secuestro. Pero luego viene lo mejor. Hoy, voy a detallar sin dejarme nada como mato a mis víctimas. Es algo un tanto cruel. Léelo atentamente, y ponte en el lugar de la víctima. Para empezar, la tumbo en una camilla de mi sótano, en el sótano de una casa abandonada en medio del bosque. Una vez atada, la despierto con pequeñas quemaduras en el ojo derecho. Una vez que se ha despertado, la amordazo y le arranco lentamente las uñas, una a una, viendo como la sangre fluye por mi blanca bata de laboratorio. Cuando le he arrancado las uñas, una a una mientras ella intenta gritar y llora, le arranco los párpados, haciendo que sus ojos se nublen por la sangre. Después, le corto con un cuchillo no muy afilado los dedos de los pies, así tardo más y ella sufre más. Luego miro su cara, intenta gritar, intenta huir, pero no puede, yo solo me río y sigo con lo mío. Para darle más emoción, le comienzo a hacer grandes y profundos cortes en todo el cuerpo, y en la barriga sobretodo, para poder sacarle las tripas y ahogarla con ellas. Una vez que le he sacado los intestinos, el estómago y todo, ella ya ha muerto. Una vez ha muerto, y he acabado mi trabajo, pongo toda la sangre en un bote de cristal, su carne la corto a rodajas y la guardo en un taper. Cuando he acabalo, meto su cuerpo sin vida en la chimenea, para quemar su cuerpo y no dejar pruebas. Cuando está ya consumida y convertida en polvo, vuelvo a casa a la mañana siguiente, donde vivo sola y nadie me conoce. Llego más o menos a la hora de comer, y como buena recicladora que soy, me pongo la carne de mi víctima a la plancha o me la frío. Mientras la carne se hace, me sirvo una copa de la sangre que le extraje ayer. Cuando la carne ya está hecha, guardo lo que ha sobrado en la nevera y me siento a disfrutar tranquilamente de mi comida.

miércoles, 9 de abril de 2014

El final

Para empezar, diré que es el final de la vida. Es el final de tu vida, el final de tu felicidad. Es el final de la felicidad de los que te rodean, tu final. El final de tus susurros, tus miradas, tus indirectas. El final de todo. Ahora, no puedes escapar. No puedes huir, estás atrapada. Ahora eres mía, y siempre lo serás. No puedes huir de mi, ahora eres parte de mi vida, parte de mi ser, parte de mi alma. Cuando todo acabe, ya no existirás, tu alma será mía.


Lilith

No corras, no hables, no temas...

No corras, no hables, no temas, no mires, solo abre los ojos. Mira a tu alrededor, nada. No hay nada. Corre, grita, teme, mira y cierra los ojos. Debes huir, morirás, debes correr. Aunque no me veas, aunque solo puedas oírme, yo te veo, yo te oigo, te siento y puedo tocarte. Aunque tu me temas, aunque nunca quieras que vuelva, aunque no sepas quien soy. No hay razón para temerme, volveré a ti siempre, yo si se quien eres. Observo tu corta vida desde que naciste, vas a estar conmigo para siempre. Todas las noches huelo tu pelo, tu dulce aroma, observo como respiras agitada mientras sueñas. Esas voces, esos ruidos, esas sombras que ves, yo, soy yo cuando te vigilo y te hablo. No temas, aunque lo harás. Tu vida ha sido corta, pero vivirás siempre. Morirás joven, pero vivirás toda la eternidad. La muerte nos unirá, y la muerte nos separará. Solo tienes que acercarte, mirarme y venir a mi. Aunque no sepas quién soy, debes mirarme, debes acercarte. Vendrás a mi, la muerte siempre atrae a la gente como tu. Me acabarás anhelando, amando y buscando. Bebe, solo bebe ese rojo líquido. Y estaremos juntos para siempre. Ven, ven a mi, no hables, no temas...