Textos

martes, 27 de diciembre de 2016

Vacío y oscuridad

Cuando antes eras capaz de sentir la tristeza, la rabia, el odio, el amor... Y ya no sientes nada, es extraño. Es como si tu alma se hubiera muerto. Como si ahora sólo el cuerpo estuviese vivo. No eres capaz de sentir nada. Lo intentas, pero no puedes.

Lo que antes te hacía llorar, ahora te es indiferente. Te aburre. Nada te emociona, ya nada es lo mismo. Todo ha cambiado. Quieres hacer algo al respecto, pero nada sirve.

Cuando la oscuridad y el vacío se adueñan de ti, de tu vida. Ya nada es lo mismo. Solo hay oscuridad.

Lo que antes era puro y bueno, ahora está muerto y marchito. Toda la posible bondad que podía tener se ha convertido en maldad y crueldad.

Si antes imaginabas cosas normales, como por ejemplo tener pareja, tener otra vida, ... ahora lo normal es imaginar que los matas a todos. De diferentes formas.

Ya no hay luz. Voy a ciegas por mi mente, no hay ni una sola pizca de luz que ilumine el camino por ésta. Solo oscuridad. No hay nada más.

Cuando todos tus sentimientos desaparecen, ya te da igual a quien haces daño. Es más, deseas hacerlo. No sientes arrepentimiento ni remordimientos, no sientes nada.

Al principio es duro, no te sientes real, no te sientes tú. No sabes quién eres, estás confundido, muy confundido. Hasta que dejas que todo pase.

Reconoces que tu alma ha muerto. Y ya no hay vuelta atrás.




                   [15/12/2016] Erin.

Te fuiste

Cuando te dije que te quería estaba asustada,
estaba aterrada por si me rechazabas.

Eras perfecta,
eras un rayo de luz
que iluminaba una mente totalmente oscura.

Eras esa mano que intenta subirte de un punte,
 esa mano que te ayuda a levantarte cuando te has caído.

Eras lo más parecido a un chaleco salvavidas,
un pilar único e irrompible
que impedía que todas mis piezas de alma rota se desmoronasen.

Eras como un ángel venido del cielo,
dispuesto a quererme,
dispuesto a darlo todo por mí.

En el momento en el que me dijiste que era correspondida,
ese maldito momento,
todo se volvió luz.

Toda esa oscuridad que reinaba
se había convertido en una luz brillante
tan brillante que podía iluminar un mundo entero.

Todo era perfecto,
te quería
y tú me querías.

Hablábamos, nos conocíamos,
y cada día te quería más.

Pasaban los meses,
cada segundo que pasaba estaba aún más loca por ti.

Causabas en mi cabeza un gran caos,
pero de esos que te gustan,
porque los controlas
o te lo controlan.

Pero daba igual,
estando a tu lado me sentía fuerte,
con ganas de vivir,
sentía que si me caía, tú me levantarías.

Pero entonces, te fuiste.

Todos esos recuerdos,
esas frases,
conversaciones,
todo.

Todo se fue,
la luz desapareció.

Todo se volvió oscuro,
solitario.

Me sentía sola,
deseé morirme
tantas veces.

Ya no estabas a mi lado,
mi ángel se había ido.
Había volado.
Habías volado para ser feliz.

Y yo,
triste, rota y descolocada,
te vi marchar.

Te miré con los mejores ojos que pude,
y comprendí todo.
Comprendí que a mi lado,
tú jamás serías feliz.

¿Y sabes qué?
Lo acepté.

Te amaba, por eso,
a pesar del dolor,
te dejé ir.



                               Erin.