Textos

miércoles, 27 de enero de 2016

Cristal empañado

Miradas tristes, apagadas. Ojos que, por oscuros que sean, pueden parecer un océano en medio de una tormenta.

Mentes ruidosas, llenas de pensamientos que nos destruyen. Una fuerza colosal que crea heridas interiores, de esas que jamás curan, que jamás cicatrizan. nos dejamos llevar por ellos, siendo sus marionetas.

Queremos dejar todo atrás, como si jamás hbiera existido. Queremos llegar a la felicidad, superar lo insuperable. Pero nadie es perfecto, aunque todos quieren serlo. Nos esfrozamos para ser los mejores, y acabamos siendo seres despreciables.

Es el ser humano es cruel por naturaleza, y eso no puede cambiarse.

Mira por la ventana, ¿qué ves? Personas, sí. Personas protagonistas de su vida, dueños de sus historias, ajenas a la tuya. Tantas historias que vagan por las calles, deseando ser escritas, acabadas. Nunca acabamos de escribir nuestra historia.

Ves a la gente feliz, por la calle. Gente con una sonrisa en el rostro, que seguramente alguna vez fue inundado por lágrimas. Comparas su vida con la tuya. Te das cuenta de que tu vida es miserable, que tu mente es tan hija de puta que no te deja ser feliz. Te fijas y entiendes que tu vida siempre será así, una basura. Que no puedes cambiarlo. Que tú serás siempre el problema. Nunca vas a ser feliz, ¿no? Ya lo has asumido. Eres un inútil, y nadie te quiere.

Pero, ¿sabes por qué? Porque miras a un cristal empañado, sin siquiera probar a limpiarlo. Coge un pañuelo, papel, una toalla, lo que sea. Y límpialo. ¿Qué ves? Una vida. Cógela y empieza de nuevo.

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